Audi y la comunidad oaxaqueña dan vida al proyecto Go Green
Santa María Jaltianguis, Oaxaca. El istmo es una de las regiones del país que más encanto desprende, dicho por visitantes de todos lados. Específicamente en Oaxaca ocurre una convergencia de naturaleza, cultura y modernidad a la que ahora se le añade la industria automotriz mediante la iniciativa Audi Go Green.
Un poco más de dos horas por carretera, muchas curvas, así como ascensos y descensos en las montañas entre muchísima vegetación. Como si fuera un lugar secreto del que pocos conocen su ubicación, y enseguida llegamos a la comunidad de Santa María Jaltianguis.
Sociedad tranquila, con pobladores que tienen sus casas en medio de un valle pacífico, en el que apenas se escucha la actividad de sus vecinos. Caminos, que si bien no cuentan con el mejor asfalto, son funcionales. Orden por sobretodo. Calles sin basura y botes en los que está indicado qué tipo de desecho hay que depositar en ellos y escuelas coloridas.
Los pobladores dan la bienvenida. Detalladamente, paso a paso, una explicación de la distribución de labores y lo que comprende el proyecto, así como el trabajo conjunto que se realiza con asociaciones y Audi. La planificación y organización son admirables.
Bonos de carbono es el nombre que recibe la aportación de donativos que se convierten en los medios para que esta población haga la parte difícil del proceso.
A destacar que en los planes están involucrados desde los niños hasta las personas más grandes. Se genera una concientización desde los primeros años de vida sobre un respeto al entorno, y posteriormente, la preservación del mismo, de manera que pueda ser una fuente de recursos sostenible.
Tomamos camino hacia las escalas determinadas para observar los escenarios. Impecables y con una paz asombrosa. Son hectáreas de terrenos con una vegetación abundante, árboles inmensos que se encumbran al cielo, un aroma fresco y limpio, así como insectos que rompen el silencio.
Un pulmón de gran magnitud que a más de tres mil metros hay que dejarlo que trabaje solo. Nos movemos a tierras más bajas, donde la labor de la comunidad se hace.
Troncos y helechos de formas caprichosas aparecen mientras nos abrimos paso. El sol desaparece por momentos ante la espesura y un manantial nace como la fuente principal de agua para Santa María Jaltianguis.
Después, terracería. Cuesta abajo, con una caravana de Audi Q5 hechas en México que nos lleva a los puntos más complicados de acceder. Topamos con trabajadoras que nos muestran algunos resultados de su labor tras unos años. Pequeños árboles que brotan de la tierra como resurrección por medio de restos que parecen inservibles. No es así.
Acudimos a la cisterna que almacena más de un millón de litros de agua, debajo de una cancha de basquet. Entre los árboles y con el sol yendo a visitar la otra parte del mundo, se despiden y agradecen la visita. Nosotros les correspondemos por ver tan ejemplar trabajo que motiva a cualquiera.
Cabe destacar que nada de esto se realizaría sin la voluntad de las personas que día a día creen en la labor que hacen, en la que ponen lo mejor de sí para mantener intacto su hogar que es el bosque, el mismo que es tan generoso que le da aire limpio a millones.
Esa misma generosidad es la que los habitantes de Santa María Jaltianguis ofrecen a los que llegamos de fuera. Sobre todo una lección importantísima a través de la virtud de la paciencia, ya que este trabajo es para que en 100 años, las personas que vivirán en esa época, se beneficien de su labor
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